lunes, 28 de noviembre de 2011

Editorial No Solicitada: De Japos, Mexicanos y una rubia dibujada

Pues les platico que estaba el viernes en mi tienda de comics favorita revisando las últimas novedades en comics xxx ("hentais" que les llaman) cuando recibí una llamada de una amiga que muy angustiada me pedía consejo sobre cómo evitar que el desgraciado de su ex-marido (porque todos los "ex" en esta vida somos "desgraciados") le hiciera una chacalada de triple banda que la verdad no tiene mucho caso detallar.

Total, que mientras veía como los protagonistas del comic le hacían un extraño hojalateado al extremo cagador de una  tal Furiko (inches locos, me cae que si hay perversiones y japonesadas) la angustiada me comentó que una de las recomendaciones que otra de sus amigas le había hecho para evitar la desgraciadez inminente que se temía, era acusar al desgraciado de actos de violencia contra la mujer que porque la había humillado, sobajado y mega jodido mientras estuvieron juntos.

"No pos si, de que se puede se puede"

Porque han ustedes de saber que actualmente una de las maravillas del gobierno Cajeto que tenemos es la "Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia" que tiene por objeto y cito "establecer la coordinación entre la Federación, las entidades federativas, el Distrito Federal y los municipios para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres".  UNICA Y EXCLUSIVAMENTE CONTRA LAS MUJERES. Al hombre que le hojalateen el culo hasta que se cansen.

Y si, la ley tiene una serie de instrumentos por los cuales, básicamente se podría hacer que cualquier “desgraciado” o “desgraciada” pasara las de… ejem... "Furiko" por  “deprimir” a una mujer, independientemente de lo que esa mujer les haya hecho.

Es neto, la maravilla del feminismo legislativo establece como acto de violencia los actos que “depriman” a la mujer (Artículo 6 fracción 1ª) tales como “insultos” o “comparaciones despectivas”.  ¡Nada de decirle a la mujer que comes mas chido en un restaurante porque ya te metiste en pedos! Ni cómo externarle a la fémina de la casa que se pasó de pendeja porque se fue de peda todo el día o porque no cumplió con sus obligaciones y mucho menos reclamarle por encontrarla encuerada en la cama con el compadre (seguro le estaba revisando un lunar) porque… PUS AI TA LA LEY… Y la Ley proscribe la celotipia (actos derivados de los celos) que ponga en trances emocionales a la mujer aunque efectivamente le esté poniendo hasta con el lechero.

I kid you not.

Ah, pero claro, la ley no discrimina por que, como ya se dijo, esto aplica a desgraciados y a desgraciadas.  Así que aguas las amigas lesbianas o bisexuales que agarren a su novia con otra u otro en su cama y le armen una escenita de celos.

Habría sido fácil recomendarle a mi amiga acusar a su desgraciado de haberle causado la “afectación emocional” que implicó el mismo rompimiento (digo, si a esas vamos), pero simplemente no pude.  ¿Por qué?

En principio porque soy un “ex” y, como tal, soy un desgraciado para mi “ex” como mi “ex” es también una desgraciada para mí en algunas cosas (Saludos “Flash”  ;)) y la neta me parece über culero el hecho de que las chingaderas que uno hace en pareja puedan escalarse por Ley para darle en la madre al otro y mientras que las de ese otro no puedan escalarse para darle en la madre al uno.

¿Por qué?

Por perritita congruencia tío, porque creo fervientemente que la utilidad de la Ley radica en que aunque seamos tan diferentes como podamos ser, se supone que ante nuestras autoridades vamos a tener los mismos derechos y prerrogativas;  Porque si no creyera  eso, no tendría porqué encabronarme como me encabrono por la existencia de una clase política con fuero y presupuesto que no tenemos los demás y neta no tendría cara para seguir escribiendo estas editoriales.

(Ñe, igual las podría escribir sin cara).

Es imposible negar que si queremos salvaguardar un estado de igualdad jurídica debemos combatir los actos de misoginia y la violencia de género, pero ojo: la violencia de género no es la que se da contra un género, sino la que se da por el hecho de que la víctima sea de un determinado género.

La misoginia es actuar contra las mises por el hecho de que son mises, no porque las mises te den de reglazos en las nalgas.

No es ni misógino ni un acto de violencia de género el ponerle un patín a la mujer que ya te dio dos chingadazos, no es no decirle sus verdades a la cabrona mal parida que te hizo una chingadera, no es escribir una editorial insultando a una mujer que hizo algo que te pareció atroz.  

Si le regresas la cachetada a una mujer que te dio una, no le estas pegando porque es mujer, sino porque te dio una cachetada;  Si escribes algo en contra de una mujer porque hizo algo que te pareció atroz, no la estas insultando por ser mujer, sino porque llevo acabo un acto que te pareció atroz…. ¿O qué? ¿No le vas a decir a un mesero(a) que es un pendejo porque te tiró el café caliente en las piernas?

Desafortunadamente, a pesar de tanta chingadera pseudo feministoide que ronda por todos lados (ver la Ley antes comentada), lo cierto es que más que una cultura de igualdad, estamos ante una cultura vindicativa que, en el caso de cuestiones de género pretende subsanar las ojetadas del machismo ultranza que, si, aún se vive en nuestro país y eso hace que los conceptos se perviertan.  Como culturalmente está bien visto que el macho le surta a la mujer, entonces y la ley está para vengar a las mujer sometida, ahora no se le va a poder ni hablar feo a la fémina oprimida.

Como si la consigna fuera castrar a los hombres para que vean lo que se siente ser mujer (como si ser mujer solo fuera cosa de tener testículos).

Lamentablemente la cosa no solo aplica a cuestiones de género y es que creo que la tendencia vindicativa se puede ver en muchas leyes y actos de gobierno y sociedad.

Parece ser que uno de los elementos constitutivos de la Mexicanidad es el instinto revolucionario que le quita las tierras a los latifundistas para darsela a quienes la trabajen aunque ya que las tengan dejen de hacerlo.  Es el espíritu de Chucho el Roto que está en todos nosotros y que esta urgido de quitarle lana al rico para darle al pobre (claro que nosotros somos siempre los más pobres) en lugar de querer que el pobre más bien deje de serlo por sus propios medios.

Si alguien se nos da un cerrón en la avenida con el coche, queremos alcanzarlo y cerrárnosle para que vea el hijoeputa... Si bueno, igual nos llevamos a uno o dos peatones, pero... Los hijoseputa tienen que aprender. ¿Que no?

Yo creo que por eso todavía tenemos políticos que defienden la democracia a capa y espada y se avientan frases como “primero los pobres” aunque se supone que nadie debe ser primero en una sociedad democrática (¿O dónde se supone que queda la igualdad?).

Se empieza con una idea de hacer “justicia social” pero luego, la idea, en principio abstracta, se torna de acuerdo a los intereses, o disfunciones psicosexuales de quien la tiene y de pronto la justicia social se traduce en creer que unos tienen derecho a cerrar por meses una de las avenidas más grandes de la ciudad como protesta, pero a otros no pueden ni cerrar una calle por unas horas porque interfieren con el tráfico (Por si les da güeba picarle a lo azulito, el gobierno del PRD cerró reforma por más de un mes en protesta por el resultado de las elecciones de 206 pero otro gobierno del PRD,  disolvió una manifestación en el Eje Central porque interrumpía la vialidad). 

Mira, ya, así viéndolo, me parece que pasa como con los comics porno de los japoneses.

Con las primeras páginas empiezas a ver muchachas que se quitan su ropita, empiezan a hacer alguna guarradita, todo normal, todo bonito y todos contentitos… Luego llega algún muchacho y les empieza a hacer algún lameteo y de pronto, después de tres páginas estás viendo una asquerosa y desagradable escena que implica aparatos de tortura, llanto por todos lados, sangre, excremento, tentáculos y cosas que… pus ya la neta dejan de ser sustentables para un erotismo saludable (si se puede considerar saludable ejercerlo con muñequitos dibujados).

Como el comic le permite al artista establecer cosas que son imposibles en la realidad como plantear a una mujer con senos del tamaño de una cabeza que sin embargo aparezcan proporcionados y ojos del tamaño de un plato que sin embargo no parezcan de marcianos, el artista se aprovecha del medio para exaltar el sentimiento que quiere causar en la audiencia, lo cual esta chido hasta que sus deseos más oscuros y reprimidos encuentran en la pluma un escape y hace que sus monitos atasquen un tanque de tres galones por el culo de la protagonista principal.

Estoy seguro de que habrá a quien le guste ver una gráfica del desgarramiento de un ano sobre saturado, pero la neta a mi se me hacen cochinadas, como se me hacen cochinadas las leyes que salen cuando nuestros legisladores toman una idea que en principio puede ser noble y hasta cachorra y la terminan transformando en algo digno de una película gore.

Por eso, aunque sea fan del porno, de los japos nomás el soft porn.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu ya leíste mis pendejadas, ahora dejame leer las tuyas.